Desde el baúl de los recuerdos navideños, encontramos algunas recetas de galletas navideñas preparadas por personas que trabajan en las Bibliotecas UAI, cada una condimentada con la historia que la vio nacer.

Paula Valdebenito

Jefa de la Biblioteca de Viña del Mar

Historia de la Receta: Esta receta es de mi suegra, María Leiva Matamoro, y a ella le gusta comenzar a prepararla desde los primeros días de diciembre, para compartir con sus hijos, nietos y visitas, creando así un ambiente muy hogareño de navidad. Cuando me casé con su hijo, ella me la heredó y desde entonces yo también las preparo en casa, a veces juntas, otras cada una en sus cocinas.

Alrededor de dos días toma el tiempo de preparación de las galletas. El primer día se prepara la masa y el segundo se hornea y se decoran. Seguramente si estas galletas se guardan en un lugar fresco y seco y dentro de un envase debidamente sellado, pueden durar un año, pero eso en mi familia no lo sabemos porque desde que María Leiva Matamoro las prepara, las galletas navideñas, duran lo que dura la Navidad.

Ingredientes:

Masa 1 cucharadita de vainilla o 1 cucharada de

2 tazas de harina
3/4 taza de azúcar
100 gr. De margarina
1 huevo
1 cucharada de polvos de hornear

Preparación

chocolate
1 cucharadita de jengibre Glasé
1 Clara de huevo
2 tazas de azúcar flor
1⁄2 limón

En un bol cernir la harina, incorporar el azúcar, los polvos de hornear y jengibre y se mezcla todo muy bien, se incorpora la vainilla (o chocolate) y en el centro se incorpora el huevo se revuelve, finalmente se agrega la margarina cortada en cubitos y se comienza a mezclar cuidando de no amasar solo con las manos se va uniendo la masa que quede migosa, se forma una masa compacta y se deja reposar unos 20 min. En el refrigerador, luego se uslerea y se deja en capas de 1⁄2 cm. De espesor se cortan las galletas y se hornea por unos 20 min. Se retira del horno y se decora con glasé de colores y mostacilla.

Preparación Glasé

Mezclar el azúcar flor con la clara de huevo e ir agregando el jugo de limón batiendo muy fuerte de manera que quede la mezcla muy homogénea.

Susana Farías

Bibliotecóloga Referencista Bibliotecas UAI

Historia de la Receta: La receta que presento no tiene trayectoria, es una simple receta que baje de internet hace años. Lo que trasciende de ella, es que hacerla brinda espacios y momentos, crea recuerdos y escribe la propia historia de mi familia.

La receta es simple, no tiene muchos ingredientes rebuscados, pero desde su humilde simpleza deja libertad a la intuición, porque siempre puede modificarse, agregarle un nuevo ingrediente o sabor y la infinita creatividad de su decoración.

Hace nueve años que trabajo en Santiago y sigo viviendo en Valparaíso, por lo que siempre estoy buscando formas de pasar tiempo de calidad con mi “muy adolescente” hija Clara, de 13 años, de hacer cosas juntas, sólo mamá e hija, que a pesar del rápido paso del tiempo y de que los entusiasmos no son los mismos, podamos compartir espacios comunes. Hace siete años comenzamos con esta tradición de hacer algo hecho por nosotras para regalar en Navidad a la familia y amigos, entre ensayo y error hicimos, alfajores, cocadas, galletas de avena, mermeladas, muchas veces con desafortunados resultados, pero siempre con mucho cariño.

Hasta que encontré esta receta en internet. Esta es nuestra tercera versión. La primera vez que las preparamos, las regalamos sin decoración. Al año siguiente Clara aprendió a hacer Glasé Royal, y la magia de los colores se abrió ante nosotras, estuvimos casi un día entero decorando, el resultado fue excelente, ninguna nos quedó igual, todas eran únicas e irrepetibles, nos quedaron preciosas, el problema fue que había glasé hasta en el techo de la cocina.

Este año nos hemos preparado mejor, cada vez que pasamos por el pasillo de los productos de pastelería del supermercado, Clara revisa si hay algo nuevo para decorar, así es como ahora tenemos mangas, mas colores, figuritas decorativas y muchos moldes.

El domingo pasado, juntas, horneamos más de 200 galletas, de las cuales salieron las que presento. Estas están decoradas solo por mí para esta ocasión, las demás esperan nerviosas y ansiosas hasta el próximo domingo, donde mi hija y yo nos dedicaremos a la noble tarea de ponerles el traje navideño.

Ingredientes:

Para la masa

– 250 gramos de azúcar flor

– 500 gramos de margarina

– 1 cucharada de canela molina (aquí se puede variar con esencia de ron, naranja, vainilla, pan de pascua, limón, jengibre, etc.)

– 1 cucharada de miel.

– 2 huevos.

– 700 gramos de harina.

– 100 gramos de nueves molidas ( aquí se puede usar almendras, maní, berries secos, pasas, fruta confitada, semillas varias).

– Moldes para galletas.

Para el glasé

– 2 tazas de azúcar flor ( o más si se quiere bien duro)

– 2 cucharaditas de limón (o mismo que para la masa se puede usar la esencia que más nos guste, en este caso usamos canela)

– 2 claras de huevo.

– Colorantes vegetales comestibles.

Preparación:

1.  Bata el azúcar flor con la margarina hasta cremar.

2.  Agregue la esencia que va a usar con la miel y los huevos sin dejar de batir.

3.  Incorpore luego la harina, las nueces o frutos secos y mezcle suavemente. Dejar enfriar por una hora o más antes de amasar.

4.  Estire la masa bien delgada y corte con los moldes.

5.  Llevar al horno suave por 10 a 12 minutos y luego deje enfriar.

6.   Para el glasé, bata las claras de huevo a punto de nieve. Vierta el jugo de limón o esencia y el azúcar flor. Es importante mencionar que el jugo o esencia debe ser en la cantidad indicada para que el glasé no pierda consistencia.

7.  Agregue los colorantes comestibles.

8.  Pinte las galletas con el glasé y decore a gusto.

9.  Comparta las galletas a sus seres queridos y amigos.

Isabel Abedrapo

Jefa Biblioteca Pregrado Santiago

Historia de la Receta: Esta es una receta inspirada en las tradicionales galletas suecas de Navidad, llamada Pepparkakor, que significa pan de jengibre. Estas galletas con especias, finas y crujientes, son una derivación del pan de jengibre y se hacen desde hace varios siglos en los países nórdicos.

Se pueden hacer con cualquier forma, pero una de las más comunes es la del hombrecito de jengibre. Esta forma típica de representarlas encuentra su historia en un cuento popular de finales del siglo XIX. La historia narra cómo un pan con forma de hombrecito se escapó de ser horneado por la cocinera y comenzó un viaje en el que tuvo que sortear múltiples obstáculos.

Es una tradición que los niños ayuden a hacer galletas durante las fiestas navideñas, colaborando con la confección de diferentes y creativas figuras.

Otra costumbre consiste en colgar algunas del árbol de Navidad, generalmente con forma de corazón o estrella. Después de cumplir la función de adornar, se disfrutan pasando las migas con un exquisito vino especiado para los adultos, o un vaso de leche caliente para los niños.

Ingredientes

125 g de mantequilla ablandada

150 g de azúcar flor

1 huevo

50 g de panela (melaza) o chancaca derretida en 1 cucharada de agua

250 g de harina sin polvos de hornear, y un poco más para amasar

1 pizca de sal

1 ½ cucharadita de canela molida

1 cucharadita de jegibre molido

½ de nuez moscada

1 pizca de pimienta de Jamaica (pimienta dulce o dioica)

Preparación

En un bol tamizar la harina, la sal y las especias. En otro bol mezclar la mantequilla y el azúcar. Agregar 1 huevo y la panela o chancaca derretida. Juntar las mezclas batiendo suavemente hasta formar una masa áspera.

Amasar un poco hasta formar una bola de masa, si la masa queda muy húmeda añadir un poco más de harina. Envolver en plástico y refrigerar por 1 hora.

Luego, precalentar el horno a 180 °C. Amasar un poco y estirar la masa con un uslero, hasta dejarla de unos 3 mm de grosor, cortar las formas con el cortador de masa; puede ser en forma de estrella o corazón.

Poner las galletas en varias bandejas antiadherentes para hornear y cocinar en la parte alta del horno por 20 minutos, hasta que los bordes de las galletas se hayan dorado.

Una vez que estén horneadas, es recomendable dejarlas en las bandejas por unos minutos, para luego pasarlas a una rejilla hasta que se enfríen.

Para su conservación, guardar en un recipiente hermético, como máximo por tres semanas.