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El rol de la lectura en el cerebro

30 abril, 2020

Compartimos esta nota de Vicente Soto, académico de Psicología UAI.

Los libros tienen un valor histórico y tienen una serie de beneficios en términos de desarrollar la imaginación, la opinión, el pensamiento crítico, la comprensión, etc. ¿Pero cuál es el efecto que tiene en el cerebro? Vicente Soto, académico de la Escuela de Psicología e investigador del Centro de Neurociencias Social y Cognitiva de la UAI señala que a diferencia de la capacidad de procesar sonidos o ver imágenes, la capacidad de leer no es algo innato para la especie humana, en este sentido, la lectura y escritura son habilidades aprendidas que requieren de esfuerzo y práctica para dominar.

El académico explica que “al leer, estamos generando conexiones de redes neuronales nuevas y fortaleciendo conexiones sinápticas relevantes al proceso de lectura. Durante el proceso de aprendizaje de lectura, hacemos una poda neuronal de conexiones poco relevantes y especializamos el funcionamiento de redes neuronales en áreas del cerebro requeridas para la lectura, generando así una “red de lectura” en el cerebro”, por eso, cuando leemos, se activan numerosas estructuras cerebrales, lo que se traduce en un impacto positivo en una multitud de procesos cognitivos, emocionales y que incluso ayuda a prevenir el deterioro cerebral.

Los efectos benéficos de la estimulación mental han sido ampliamente reportados en la literatura científica, así lo indica Vicente Soto, “el proceso de lectura requiere coordinar múltiples funciones cognitivas complejas como la percepción fonológica el procesamiento visual y auditivo, la comprensión de lenguaje, memoria de corto y largo plazo y la memoria de trabajo. Cuando leemos, ejercitamos todas las áreas del cerebro implicadas en estas funciones y optimizamos el funcionamiento de nuestras “redes de lectura””.

Adicionalmente, hay evidencia exhaustiva para establecer una relación fuerte entre niveles altos de habilidad cognitiva y la lectura de libros en la vejez, el académico cuenta que los efectos benéficos de la estimulación mental han sido ampliamente reportados en la literatura científica, acerando la hipótesis de la reserva cognitiva, “esta teoría postula qué actividad cerebral resultante de uso activo del aparato cognitivo podría reducir el riesgo de deterioro cognitivo y posponer la aparición de cambios conductuales, aún en casos de patologías serias como la demencia” agrega.

La evidencia neurocientífica respecto a la importancia de la lectura para el desarrollo, funcionamiento y protección del aparato cognitivo destaca el beneficio que la actividad de leer genera en el cerebro y en nuestras habilidades cognitivas. La evidencia fenomenológica destaca que la lectura es una actividad cautivante y placentera para los humanos. Uniendo estas ideas, “la lectura representa una actividad únicamente humana que nos entrega información y entretenimiento mientras, al mismo tiempo cambia nuestros cerebros, moldeando su estructura y funcionamiento promoviendo un envejecimiento sano del aparato cognitivo”, dice Vicente Soto.

David Huepe, director del Centro de Neurociencias Social y Cognitiva de la Escuela de Psicología por su parte, agrega que “la evidencia neurocientífica ha demostrado por mucho, y con creces, que la capacidad de imaginar, sentir, pensar, aprender, razonar, crear y soñar, -que nos entrega un buen libro o lectura-  no puede aún ser reemplazadas ni por lejos por la mejor tecnología audiovisual existente en el mundo”. Por eso, estimular el hábito lector es tan importante, “es por ello que está en nuestras manos como académicos, científicos, periodistas, comunicadores, literatos, docentes, escritores, poetas, bibliotecólogos y todos aquellos que aman las letras, motivar y cultivar el placer de leer en nuestras nuevas generaciones”, finaliza Huepe.

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